sábado, 31 de julho de 2010

O despenhadeiro da vida

Tal como aquele que se despenha por um monte abaixo espalhando despojos, aqui deixa o chapéu, acolá a capa, numa parte os olhos e na outra o nariz, até perder a vida acabando desfeito no fundo: assim também eu, mal resvalei por aquele despenhadeiro de marfim, tanto mais perigoso quanto mais agradável, comecei a rebolar e precipitando-me de umas desgraças para outras, largando em cada embate, aqui a casa, ali a honra, a saúde, os pais, os amigos e a minha liberdade, acabei sepultado num cárcere, abismo de desgraças.
(Gracián, El Criticón; Cátedra, Madrid, 1996, p. 109). Também aqui.



Cual suele el que se despeña un monte abajo ir sembrando despojos, aquí deja el sombrero, allá la capa, en una parte los ojos y en otra las narices, hasta perder la vida quedando reventado en el profundo: así yo, luego que deslicé en aquel despeñadero de marfil, tanto más peligroso cuando más agradable, comencé a ir rodando y despeñándome de unas desdichas en otras, dejando en cada tope, aquí la hacienda, allá la honra, la salud, los padres, los amigos y mi libertad, quedando como sepultado en una cárcel, abismo de desdichas.
(Baltasar Gracián, El Criticón; Cátedra, Letras Hispanicas, Ed. santos Alonso, Madrid, 1996, 1ª parte, Crisi Cuarta: El despeñadero de la Vida, p. 109).

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